Hebr´´on
El Gan Eden en la Tradición Judía
En la tradición talmúdica, el Gan Eden (Jardín del Edén) se describe como un lugar paradisíaco donde vivieron Adam y Java antes de ser expulsados tras la primera transgresión, conocida comúnmente como el pecado original. Según la Torá, el Gan Eden es un jardín terrenal, un espacio físico de deleite y perfección, sin embargo, la tradición judía posterior, especialmente en el Talmud y la literatura mística, desarrolla interpretaciones más profundas, simbólicas y espirituales acerca de su ubicación y naturaleza.
El concepto del Gan Eden no se limita solo a un lugar físico en la tierra, sino que en la exégesis rabínica se establece la existencia de dos Jardines del Edén: uno terrenal y otro celestial, cada uno con un papel único en la cosmovisión judía sobre la vida, la muerte y el mundo venidero.
El Gan Eden Terrenal
De acuerdo con el relato de Bereshit (Génesis), el Gan Eden era un jardín físico, lleno de árboles frutales, animales, ríos y un paisaje exuberante. La Torá detalla que del Gan Eden fluían cuatro ríos importantes: el Pisón, el Guijón, el Tigris (Hiddekel) y el Éufrates. Estos ríos han dado lugar a numerosos debates acerca de la ubicación física del jardín, pero lo cierto es que el relato lo describe como el lugar perfecto donde la humanidad fue creada en estado de pureza, armonía y conexión directa con Hashem.
En este jardín, Adam y Java vivían sin preocupaciones, sin trabajo y en plena comunión con su entorno y con Dios. Sin embargo, tras comer del árbol del conocimiento del bien y del mal, fueron expulsados y perdieron su acceso al jardín.
El Gan Eden Celestial
La tradición rabínica y mística va más allá de la interpretación literal de un jardín en la tierra. El Gan Eden celestial es un lugar de perfección espiritual, reservado para las almas justas después de la muerte. Según esta visión, el Gan Eden celestial es un lugar de recompensa eterna donde los justos disfrutan de la presencia de Dios. En este contexto, no es un jardín físico, sino una dimensión espiritual que trasciende nuestro mundo material.
En este sentido, el Gan Eden celestial se convierte en un símbolo del mundo venidero (Olam HaBa), un reino donde los tzadikim (justos) alcanzan su máxima recompensa. El Talmud enseña que tras la expulsión de Adam y Java, el acceso al Gan Eden terrenal quedó oculto para la humanidad, y solo individuos especialmente justos, como Elías o Enoc, tuvieron el privilegio de vislumbrar o entrar en él sin experimentar la muerte.
La Conexión Entre el Gan Eden y Har HaMoriah
El Midrash nos sumerge en una narración que conecta directamente al Har HaMoriah con el Gan Eden. Según el midrash, Adam haRishón fue creado en el Har HaMoriah, el mismo lugar donde siglos más tarde Abraham ofrecería a Isaac en la famosa prueba de la Akedá y donde, posteriormente, se erigiría el Bet HaMikdash (Templo de Jerusalén). Después de su creación en Har HaMoriah, Hashem lo llevó y lo ubicó en el Gan Eden, mostrando una conexión profunda entre ambos lugares sagrados.
La Cueva de Majpelá y el Gan Eden
Tras la transgresión de Adam, Hashem le otorgó la Cueva de Majpelá como lugar de sepultura, situada, según la tradición, en la entrada al Gan Eden. El Midrash relata que Adam cavó la cueva tras un período de llanto y ayuno por su pecado. La cueva fue diseñada con dos niveles para que, al morir, Adam fuera escondido en lo más profundo y no fuera deificado por sus descendientes. Así se evitaba que su tumba se convirtiera en objeto de culto.
De acuerdo con la tradición, cada vez que un hombre justo muere, los ángeles lo conducen ante Adam en la Cueva de Majpelá antes de llevarlo al Gan Eden celestial, permitiendo que Adam se alegre con la llegada de sus descendientes.
Abraham y la Conexión con el Gan Eden
La conexión entre la Cueva de Majpelá y el Gan Eden se refuerza en otro relato midráshico que involucra a Abraham Avinu. El Midrash nos cuenta que, después de regresar del Har HaMoriah, deseoso de contarle a Sara los milagros que ocurrieron en la Akedá, Abraham se dirigió a Beer Sheva solo para enterarse de que Sara había ido a Hebrón. Al llegar, descubrió que su esposa había fallecido, después de haber sido impactada por la noticia de que Isaac había sido sacrificado.
Anteriormente el Satán había preguntado a Sara por Isaac, a lo que ella respondió que fueron a estudiar las leyes de los sacrificios. Este le refuto que no era verdad por que Isaac mismo era el sacrificio. A esto Sara que no le creyó, viajó a Hebrón en busca de los gigantes Ajiman, Sheishai y Talmai para que por favor buscasen con su mirada desde lo alto a un hombre viejo, su hijos y dos sirvientes. Ellos le dijeron lo vemos, el joven esta en un altar y el viejo sostiene un cuchillo… Sara gritó seis veces y murió. Por esto se nos ordena soplar seis tekiot en Rosh Hashana.
¿Y dónde enterrarla? Según el Midrash, cuando Abraham recibió a los tres huéspedes en Mamré, mientras perseguía al buey destinado para su sacrificio, el animal lo condujo directamente a la entrada de la Cueva de Majpelá. Allí, Abraham percibió una luz celestial y el aroma del Gan Eden, mientras escuchaba voces angélicas proclamando: «Aquí está enterrado Adam». Desde ese momento, Abraham decidió que ese lugar sería su sepultura y la de su familia.
Conclusión
La tradición judía entrelaza de manera intrincada el Gan Eden con otros lugares sagrados como el Har HaMoriah y la Cueva de Majpelá, mostrando una continuidad espiritual entre el pasado y el futuro de la humanidad. Estos lugares no solo tienen importancia histórica, sino también un profundo significado espiritual, donde la conexión entre la vida terrenal y la vida espiritual, entre el inicio de la creación y el destino final de las almas, se encuentran y entrelazan.El Gan Eden, ya sea terrestre o celestial, representa el ideal del paraíso, la comunión con Dios y el objetivo último de los justos. La narrativa continúa con otros eventos trascendentes, como la entrega de la Torá en el Har Sinai, pero esa es una historia para otro momento.