Vaishlaj – Shejem (Nablús)
La parashá Vaishlaj describe varios lugares significativos en la vida de Yaakov y su familia. Hoy nos vamos a centrar en la ciudad de Shejem (Siquem en español y Nablús en árabe) y en la tragedia ocurrida a Yaakov cuando Shejem ben Jamor raptó a Diná. La vida de Yaakov estuvo rodeada de problemas. Apenas escapó de Labán y Esav se encontró con una nueva desgracia: el rapto de Diná. Cuando Yaakov y su familia acamparon en Shejem, el gobernador del pueblo, Shejem ben Jamor, trajo muchachas para bailar y cantar frente a las tiendas de Yaakov. Diná escapó de su tienda para ver las actuaciones. Cuando Shejem vió a Diná, la secuestró y la llevó por la fuerza a su palacio. Cuando Yaakov supo lo ocurrido envió dos emisarios a recuperar a Diná pero Shejem los expulsó. Shejem, arrepentido por su mal obrar, quiso que su padre contactara a Yaakov y solicitara que se la diese como esposa legítima. Jamor se presentó ante Yaakov e intentó llegar a un acuerdo, en esto llegaron los hijos de Yaakov y se enteraron de lo ocurrido y se enfadaron mucho, en especial Shimon y Leví. No estaban dispuestos a que la gente de Canaán dijese que se abusó de una joven judía (sin ninguna consecuencia) por el contrario con su accionar conseguirían que los canaanitas dijesen que los hijos de Yaakov asesinaron idólatras porque violaron a la hija de Yaakov, una joven judía, infundiendo temor entre los pueblos.
En esto Shimón y Levi propusieron que se la ciudad de Shejem se circuncidara para poder establecer matrimonios entre los pueblos. La intención de ellos era matar a los habitantes de Shejem, quienes eran culpables de la pena capital según las 7 leyes de Noaj. Shejem, ignorando todo esto, aceptó el trato y su pueblo con él, aunque por motivos económicos. Más de 600 hombres y 200 hijos de Shejem se circuncidaron. En medio de ellos hubo un grupo disidente, que no aceptó tal acción, no comprendía cómo no les bastaba con las hijas de Canaán para casarse y reprochaban el accionar de Shejem, que buscó a los niños escondidos en cuevas por sus madres para evitar ser circuncidados. Así es pues que tramaron un plan donde unificaron a los pueblos de Canaán para pelear contra Yaakov. Diná escuchó estos planes y envió mensajeros a su Padre, así pues Shimón y Leví con tan solo 13 años ciñeron sus espadas y con mayor justificación al tercer día cayeron sobre Shejem y lo devastaron. Fue toda una conmoción, el rey cananeo Ishví no daba crédito y solo creyó la devastación de la ciudad de Shejem cuando regresaron sus espías y confirmaron la información, así pues desistieron de atacar a Yaakov.
Ahora vamos a abordar esta historia desde los ojos del Arizal. Shimón y Leví acabaron con 24000 canaanitas, estos subieron al Shamayim y protestaron ante Hashem: “¿Por qué nos mataron si eramos judíos, hicimos el brit milá al igual que su líder Shejem ben Jamor?”. Así pues los envían de regreso, esta vez como judíos. Shejem ben Jamor regresó a la cabeza de la tribu de Shimón como Zimri ben Salú, un líder en la salida de Mitzraim y Diná como la hija de Tzur rey de Moab llamada Cozbí. Cozbí fue una de las chicas enviadas por consejo de Bilaam a seducir al pueblo judío cuando este se dio cuenta de que no podía maldecir al pueblo de Israel. Cozbi tenía como cometido seducir al mismísimo Moshe rabenu, al no conseguirlo sedujo a un príncipe de Israel, Zimri. Como ya tenían un historial en tanto se encuentran hay conexión y transgreden junto a 24000 jóvenes que adoran a
Baal. La consecuencia es que se desata una plaga sobre los jóvenes. En cuanto a Zimrí y Cozbi, que hicieron un jilul Hashem enorme, porque fue público, son ajusticiados por mano de Pinjás haCohén. Dado que Zimrí hizo un jilul Hashem de ese calibre, deberá regresar y realizar un kidush Hashem comparable. Es así como ambos regresan muchos años más tarde, Zimrí como rabí Akiva, quien empezó esta vez desde abajo. Rabí Akiva odiaba a los jajamim, pues había sido ajusticiado por Pinjás, un jajam. Es por esto que él decía: “Los veía y me daban ganas de morderlos como un burro”. ¿Y por qué como un burro? Sería más adecuado decir como un perro. Los sabios explicaban dicha expresión ya que la mordida de un burro “rompe huesos”, pero en un sentido más profundo, esta expresión aludía a su pasado como Shejem “ben Jamor”.
Es así como se encuentra con la hija de Kalva Sabúa, llamada Rajel. El padre de Rajel era un hombre extremadamente rico y ella ve el potencial de rabí Akiva y abandona todo al punto de que su padre la deshereda por casarse con una persona de tan baja calidad. Es ella la arquitecta de que un hombre simple se convierta en un gran sabio en la casa de Israel, y cuando Rabí Akiva está en la cima de su vida ella muere. ¿Y quién era esta Rajel? Pues justamente Rajel Imenu. ¿Y por qué vino a realizar este trabajo? Porque todo este camino empieza con Diná, Rajel iba a tener a una niña y su hermana Leah al ver que Rajel no iba a tener zejut de tener shevet, pide a Hashem que cambie el estado de sus embarazos, por lo que la niña finalmente nació de Leah. Es por esto que Rajel se sintió con la responsabilidad de ayudar a que Rabí Akiva desarrollara todo su potencial.
Una vez muere Rajel, rabí Akiva se ve en la situación de que Rufus, el gobernador romano, lo odiaba hasta el punto de querer su muerte. Tanto lo odiaba que envió a su propia mujer Rufina, a que lo sedujera y consiguiera pruebas de la transgresión para luego conseguir la caída del sabio. Cuando rabí Akiva ve venir a Rufina cuentan jajamim que escupió, lloró y se rió. Ella cuando ve esto le pregunta el porqué de estas acciones. Él le dijo: “escupo porque sé que vienes a hacer y lo repruebo. Lloro porque entiendo que estamos en la misma situación de antaño y quieres volver a repetir el error”. Y no quiso explicarle por qué se rió. Después de su encuentro, Rufina, que ahora comprendemos que era Cozbí, regresó con Rufus y le pidió el divorcio. Acto seguido estudió y se convirtió al judaísmo para terminar en la jupá junto a rabí Akiva. En ese momento Rabí Akiva le explicó por qué se rió, esto es, porque sabía que conseguirían unirse de forma legal y con kedushá.
Ahora abordaremos la muerte de rabí Akiva. Sabemos que una vez capturado, su piel fue peinada con peines de metal y murió mientras decía el shemá justo en la palabra “ejad” salió su alma de su cuerpo. ¿Qué hay de especial en ello? Si es tan importante ¿por qué no tenemos la costumbre de repetir la palabra ejad en el momento de morir? Porque el sentido va más allá. Shejem se refirió a lo acontecido con Diná usando tres expresiones: “ahavti”, la amé. “Jasajti”, la deseé y “Davadti”, me apegué (a ella)”. Las iniciales de cada palabra son: Alef, ahavti; Jet, Jasajti; Dalet, Davadti. En el momento de su muerte, cuando Rabí Akiva dijo “ejad”, terminó de reparar lo que había empezado como Shejem ben Jamor.
Después de su muerte su cuerpo fue puesto en la cárcel de Cesárea para impedir su entierro. Es así que un cohén se acerca a rabí Yehoshua y le propone que vayan a enterrar al tzadik. Emprenden el camino y encuentran al guardián dormido y la puerta abierta. Dicho cohén toma el cuerpo de rabí Akiva y lo carga, a lo que Rabí Yehoshua reprocha: “Eres cohén, te impurificas”. El cohén responde: “Este muerto no me impurifica a mí”. El cohén en cuestión era Eliahu haNabí, que venía a cerrar el círculo. ¿Qué círculo? Un cohén, Pinjas, había causado la muerte con oprobio a Zimrí y ahora un malaj honraba a rabí Akiva en su camino a la sepultura. Así que vemos cómo dado que hizo un jilul HaShem muy grande, debía morir realizando un kidush HaShem muy grande.
En tanto a los 24000 cananitas que se circuncidaron junto a Shejem y que luego hicieron idolatría a Baal con Zimrí, regresaron como alumnos de rabí Akiva. Hay dos versiones con respecto al motivo de la muerte de los 24000. La primera que se debió a la plaga que se desató porque no se honraron debidamente. La segunda nos narra que lucharon valientemente junto a BarKojba y murieron honrando a Am Israel, rectificando la idolatría cometida con Baal.
Así cerramos esta maravillosa historia de la cual nos dejamos muchos detalles, pero que nos muestra la providencia divina y cómo el ser humano puede sublimar su servicio al HaKadosh Barujhú. Que así como Shejem reparó su camino, tengamos el mérito de reparar y sublimar nuestro servicio sagrado.