Haftará: “Ve-ishá ajat mi-neshé bené ha-Neviím…” (II Reyes, Cap. 4: 1- 37)

Asistimos el presente Shabat Kodesh al cenit en las vidas de Abraham y de su amado hijo Ytzjak. El punto donde se revela la luz más trascedente del vínculo, la señal más evidente de la continuidad, el deseo, presente y eterno deseo de vernos trascendidos. Padre e hijo son protagonistas de un escenario no siempre comprendido, aunque parece ser el escenario propio de la supervivencia del pueblo judío por sus generaciones. Abraham e Ytzjak caminando juntos – vayelejú shenehém yajdav- hacia ese lugar, hacia ese punto de encuentro, de inflexión en sus vidas…

Ha pasado ya más de un año de una guerra que ha desangrado el cuerpo y el alma del pueblo judío.

Ha pasado ya más de un año, y la memoria trae a las retinas, idénticos escenarios a los de entonces: Padres e hijos, caminando juntos…Aunque el destino final ha sido y s muy diferente al de nuestra Akedá…

Quisiera compartir y reafirmar lo escrito hace un año en éstas páginas de reflexión –intento de- y tal vez de estudio…Todo parece volver a lo escrito. Y los sentimientos, volver a pasar por un corazón que no deja de estremecerse, cuando “ve” a nuestros amados “Ytzjak” caminar valiente y orgullosamente hacia su Akedá…

Ytzjak y su nueva ‘Akedá’

La promesa del Creador se cumple. Los días de Ytzjak se acercan a la vida de sus ancianos padres, trayendo la esperanza de vida y por sobre todo de continuidad. “Ba-ím ba-yamím” – ‘entrados en días’- hace alusión a la vejez pronunciada que parecía ocupar el escenario de sus vidas. Y sin embargo, Sará logra amamantar al niño Ytzjak, y de acuerdo al Midrash, ‘a todos los niños de esa generación’. Una maravilla renovada del Todopoderoso –“ve-al nifleotejá she-be-jol ‘et”- como rezamos tres veces al día en nuestro ‘Modím’. ‘Y por tus maravillas a cada instante’. No hay dudas. La vida de Ytzjak ha sido un milagro para sus padres, y una maravilla por parte del Cielo.

Todo parece indicar que la quietud y la armonía acompañan los días de sus padres y del niño. Sin embargo, algo cambia la dinámica de nuestra perashá: “Va-tere Sará et ben Hagar hamitzrit metzajek…”. ‘Y vió Sará al hijo de Hagar la egipcia…”metzajek”’…Dramática palabra que puede conjugar un arco de significados. Desde el simple juego de niños, hasta la risa morbosa de la burla y del desprecio, pasando por la idolatría y los juegos de la muerte…Todo eso y tal vez más parece insinuar un verbo polifacético, tanto como su practicante. El adolescente Yshma’el. Impensado, usted seguramente elucubrará, cómo en la casa de Abraham pueden convivir tantas ambivalencias, tantas incongruencias, tantos antagonismos.

Yshma’el es un mundo aparte. Ha tenido la fortuna de nacer de Abraham, pero pertenece a otra civilización. “Pere Adam” al decir de la sagrada Torá. Un salvaje venido a persona. Pero exaltar lo

salvaje de él. Y la sagrada Torá es verdad. Una verdad que debemos leer en el tiempo. Desde donde se origina el concepto hasta donde ese criterio cobra una triste y cruel realidad.

Ytzjak habrá de crecer en ‘soledad’ tras la expulsión de Hagar y su hijo Yshma’el. Desiertos de distancia que fueron profundizando, imagino, los precipicios culturales y por sobre todo espirituales entre ambos descendientes del Patriarca Abraham. Paradojas bíblicas que parecen cobrar realidad en nuestros tiempos.

Yshma’el no ha podido superar aquella expulsión. Aún sabiendo que su vida no pertenecía al mundo moral, a los logros espirituales y ni siquiera, a ese puñado de tierra prometido y comprometido por D’s para su padre. Él es la fuerza del “Metzajek”, con todas sus connotaciones. Desde sus armas visibles hasta sus comportamientos bestiales que lo caracterizan desde entonces.

Pero nuestra perashá, pasa de un cuadro dramático a otro. Ytzjak, venido a adulto, habrá de afrontar tantas pruebas como su anciano padre. Y hacia el final de nuestra perashá, llegará la “Akedá”…’Akedat Ytzjak’. Ese hijo amado, deseado, la esperanza y la continuidad, deberá ser elevado como “’olá”, como ese ‘sacrificio ígneo’ que se eleva todo el cielo. “Olá Temimá”, un sacrificio de ascenso íntegro al decir de los sabios. Y aun sabiendo de ese destino, complejo, difícil y tal vez no muy comprendido pero pletórico de fe y entrega por la Santificación del Nombre Divino, la sagrada Torá enfatiza una y otra vez “veyelejú shenehém yajdav” – ‘y se encaminaron los dos, juntos’-…Sin especulaciones. Con demasiado amor, Con infinita Mesirut Nefesh. Esa entrega total y sincera…

Hoy, Ytzjak es llevado a otra ‘Akedá’. De la mano de Yshma’el. De aquel que ya desde adolescente demostró quién habría de ser. Pero la diferencia, es que en nuestra lectura semanal, Ytzjak va de la mano del ‘Jesed’, de la bondad irrestricta de su padre; hoy Ytzjak va de la mano cubierta de sangre inocente de niños, ancianos, padres, hombres y mujeres, de la bestia humana –‘pere adám’- de Yshma’el.

Solo me resta descubrir, D’s lo quiera, esa Voz del Cielo que vuelva a repetir hasta el cansancio “al tishlaj yadejá el ha.náar”… ¡No arrojes ya tu mano contra el joven!…Y aunque esa Voz se haga esperar, sigamos rogando para que nuestros “Ytzjakim”, esos hijos maravillosos que nos están defendiendo para que podamos vivir en paz, aquí en esta pequeña porción de tierra, Nuestra Tierra única y amada, para que estos ‘Ytzjakim’ vuelvan en paz a sus casas, a sus familias, a sus amados, y con vida…

Con el dolor y la consternación intactos…

Testigo ocular y auditivo de miles de Akedot contemporáneas…

Rogando al Buen D’s que quiera detener las manos de la impiedad

Y permitir a esos pimpollos que retornen a casa, sanos y salvos…

Todos nuestros “Ytzjak”… ‘Porque en Ytzjak será llamada tu descendencia’…

¡¡HaShem los necesitamos a todos con vida y en la vida!!!

¡¡Shabat shalom umeboraj!

Mordejai Maarabi

Rogando por la recuperación de los miles de heridos; elevando una plegaria silenciosa y quebrada de dolor, por todos los asesinados y muertos en esta guerra terrible…y rogando a HaShem por nuestros valientes Jayalím y la imediata liberación de todos los cautivos que permanecen en manos de las bestias salvajes!!!

La llegada del mes de MarJeshván nos invita a internarnos en este hermoso año 5785 y descubrir el jesed Celestial a partir de las primeras gotas de lluvia que habrán de asomar por entre los cielos…Tiempo tal vez para valorar el regalo de la vida por la que tanto hemos rogado el mes que ha pasado. Tiempo para sensibilizarnos ante el otro, y extenderle una mano sincera y cálida, tratando que florezca entre nosotros una relación tan fértil como los campos en flor tras las lluvias…Tiempo donde sembrar el recuerdo infinito de un año que pasó, entre tanto llanto y dolor. Quiera HaShem ‘rociarnos’ con su lluvia celestial y sensibilizarnos a fin de unirnos más…a fin de ser más que nunca Am Israel – עם ישראל…que bien podríamos leerlo: “Im Israel” -¡¡Junto a todo Israel!!

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