Perashat Beha’alotejá
La Guemará, en un pasaje famoso (Shabat 115b-116a), analiza el par de versículos en Perashat Beha’alotejá (10:35-36) que hablan de la oración de Moshé cada vez que el arca comenzaba a viajar y cuando se movilizaban los Bené Israel, y cada vez que el arca se detenía cuando llegaba el momento de acampar. Los versículos principian por lo conocido: “Vayehí binsóa haArón, vayomer Moshé…” como lo mencionamos cada Shabat.
Según una opinión en la Guemará, estos versículos debían haber aparecido antes en Sefer Bemidbar, pero la Torá los presentó aquí para «separar entre una calamidad y otra«. La Torá no deseaba que se relataran dos eventos trágicos uno inmediatamente después del otro, por lo que interrumpió el flujo de la narración con este par de versículos.
Como señala la Guemará, la desgracia que se cuenta después de estos versículos es la historia de los «mit’onenim«, aquellos de entre los Hijos de Israel quienes se quejaron durante el viaje, resultando en un fuego mortal enviado por D’s (11:1). El primer evento trágico, sin embargo, es mucho menos obvio, y la Guemará lo identifica como el viaje de Bené Israel desde el Monte Sinaí («Vayis’u me-Har HaShem» -10:33), comentando que esto significa, «Se apartaron de HaShem”. Varios comentaristas explican que la Guemará se refiere aquí a la famosa tradición de que Bené Israel viajaron desde el Monte Sinaí «como un niño que huye de la escuela«, con alegría, aliviados de saber que no recibirían más órdenes, no más mandamientos, y esto marcó la primera “calamidad”.
Rashí, sin embargo, explica el comentario de Guemará de manera diferente. Él escribe (Shabat 116a) que varios días después de abandonar el Monte Sinaí, algunos en la nación comenzaron a exigir carne, en el incidente de Kivrot Ha-ta’ava, que la Torá relata más tarde, por lo que fueron asesinados por D’s. Es decir, la “calamidad” de “se apartaron de D’s” fue que varios días después se quejaron y exigieron más comida. Curiosamente, Rashí entendió que ya en el momento de la salida de Bené Israel del Monte Sinaí, se sentaron las bases para la tragedia de Kivrot Ha-ta’ava, y esta es la primera “calamidad” que la Torá necesitaba separar de la calamidad posterior trasplantando un par de versos.
El “Netzi’v” de Volozshyn (Rab Naftalí Tzví Yehudá Berlín, Mir, 1816 – Varsovia 1893) en Herjev Davar (hasta 11:4), explica la comprensión de Rashí de la Guemará, escribiendo que cuando los Bené Israel dejaron el Monte Sinaí, la gente ya ansiaba carne y resentía del maná, y esta fue la tragedia, que abandonaron el Monte Sinaí con esta mentalidad inapropiada.
Sin embargo, escribe el Netziv, en ese momento, la gente se abstuvo de expresar demandas por un menú más variado. Eso cambió después de los “mit’onenim”, el primer grupo de personas que se quejó de la larga caminata por el desierto. Las semillas de Kivrot Ha-ta’ava ya existían cuando la gente abandonó el Monte Sinaí, ya que en ese momento deseaban una mayor variedad de alimentos, pero este deseo no condujo a airadas quejas y protestas hasta más tarde, después del incidente de los “mit’onenim”. (El Netziv explica sobre esta base el término, por lo demás difícil, “vayashuvu” usado por la Torá en referencia a la gente que exigía carne (11:4), afirmando que esto significa que la gente “regresó” a sus sentimientos reprimidos de descontento que se habían cocido a fuego lento ya desde hace varios días.)
Parece, según el Netziv, que el escenario de los “mit’onenim” tuvo el efecto de envalentonar a los que anhelaban la carne. Estas personas lograron contener su descontento, hasta que vieron a un grupo diferente expresar sus quejas. Este precedente, las quejas y protestas expresadas por los “mit’onenim”, es lo que llevó a este segundo grupo a demandar indebidamente carne y a quejarse del maná milagroso que con tanta Bondad HaShem les brindaba cada mañana.
Esta secuencia de eventos, tal como la entiende el Netziv, tal vez muestre cómo la negatividad a menudo es contagiosa. Una actitud de descontento injustificada, de quejarse de lo que está mal en lugar de disfrutar y celebrar lo que está bien, tiene una forma de propagarse. Cuando nos quejamos y criticamos, alentamos a otros a hacer lo mismo. Por el contrario, cuando nos acercamos al mundo y a la vida con una perspectiva positiva, animada y optimista, regocijándonos por lo que tenemos en lugar de lamentarnos por lo que nos falta, emanamos energía positiva que puede contagiarse y animar a las personas que nos rodean. Cuando somos capaces de sentirnos felices y contentos, en lugar de amargados y resentidos, no solo disfrutamos de una mayor paz mental, sino que también energizamos a otras personas y, por lo tanto, hacemos nuestra parte para difundir alegría y buena voluntad en nuestro entorno y en todo el mundo. Y para ello, sugiere el Midrash se requiere hacer una “pausa” entre aquellos momentos nefastos que tienen un efecto ‘arrastre’, dramático efecto sobre nuestras propias vidas…Creo humildemente, que hoy, más que nunca, se impone esa pausa en nuestra sociedad desorientada y controvertida. No sé si será por la ‘canasta familiar’ en aumento…Aunque imagino, que estos 9 meses que han conducido a un tristísimo ‘aborto’ a nivel social y espiritual, más que a un renacer, este tiempo desmesurado de una guerra sin fin – cuando la guerra ha pasado a estar ‘entre nosotros’, es necesario la pausa. Esas señales que la sagrada Torá coloca al inicio y al final de esos 2 versículos…Para detenernos y pensar. Para tratar de ‘invertir’ (dar vuelta la realidad), tal como esas dos letras letras llamadas “Nunim hafujot” – ‘Nun invertida’-, parecen clamar desde su escritura inapropiada, y llamarnos a esa ‘pausa’; a tantas quejas y lamentos…Sumirnos en un silencio de temor reverencial por aquellas tantas y ¡tantas! Vidas que se cobró esta masacre terrible…Hora es de interrumpir la calamidad. No caer más. No decaer ya más. Y busquemos entre esas letras, un total de 85 no más, el reparo de sabernos unidos, verdaderamente…El valor numérico de “85” son 2 letras: “Pé” פ y “Hé”ה , ambas forman la palabra פה: boca… Es hora que nuestras bocas se abran de par en par no para agudizar el lamento y la crisis. Es tiempo que cada boca pueda sacar lo mejor de uno. “Divré Shalom ve-emet”, Palabras de paz y de verdad. Eso necesitamos hoy en este ‘desierto’ que parecemos vivr. Necesitamos Paz, sin duda. Paz interior. Quietud. Tranquilidad…Pero también necesitamos la Verdad. Líderes que sepan hablar desde la verdad, por sobre todo…
Rab Mordejai Maarabi
Ex Gran Rabino del Uruguay
Rabino de la Kehilá ‘Torá veJaim’, Ra’anana
Bet Midrash ‘Sifté Cohen’, Ra’anana
Ulpán Giyur «Mekor Jaim», en idioma español