Haftarat Shabat Rosh Jódesh Profeta Yeshaiahu (Isaías) 66:1-24
El presente Shabat, Perashat Noaj, es Shabat Rosh Jodesh. Nuestros sabios indicaron que se debe dar prioridad a la lectura de la Haftará de Rosh Jodesh –por tratarse de un tiempo festivo de nuestra Sagrada Torá.
Este sábado tiene una particularidad, es shabat rosh jódesh (sábado de principio de mes). Es por eso que este shabat no leeremos en las sinagogas la haftará correspondiente a la parashá de la semana, sino que será sustituída por la haftará perteneciente al shabat de rosh jódesh.
Nuestra haftará fue seleccionada del libro del profeta Ieshaiahu, y en ella encontramos una fuerte reprimenda hacia el pueblo de Israel por sus pecados. Además ella nos enseña acerca de los riesgos que acarrea el alejamiento de D’os, que representa – automáticamente – un acercamiento al orden natural de las cosas.
El profeta le dice al pueblo de Israel en nombre de D’os:
«También Yo elegiré sus malas acciones y sus miedos traeré sobre ellos, pues he llamado mas no hay quien conteste, he hablado mas no escucharon e hicieron el mal a mis ojos, y lo que no he deseado han elegido» (66:4)
Rabí Yehonatán Aibshitz (1690 – 1764) en su libro «Ahavat Iehonatán» nos explica que la intención del profeta es enseñarnos que si el hombre estará adherido a D’os a través de sus acciones, entonces D’os lo protegerá a él y no quedará expuesto a ninguno de los sufrimientos o calamidades que azotan periódicamente – de manera natural – al mundo y sus habitantes. Sin embargo, si el ser humano no servirá a D’os como corresponde, entonces él quedará expuesto al poder de los astros celestiales, quedando influenciado por ellos.
Y a eso se refirió el profeta Ieshaiahu al decir en nombre de D’os: «También Yo elegiré sus malas acciones…». Él quiso explicarles que la causa de su castigo es el hecho de que no eligieron como camino de vida el camino de D’os y Sus mandamientos, sino que optaron por el camino de la naturaleza, del alejamiento de Él, y por eso quedaron desprotegidos sin Su bondad.
Nuestra haftará nos enseña que las adversidades del tiempo y la providencia Divina no son dos cosas que se contradicen. A simple vista parecería ser que si hay una epidemia en la ciudad donde vivimos y nosotros también nos contagiamos, eso no fue porque D’os lo decidió así, sino porque «lógicamente» eso tenía que ocurrir. Pero esto no es así.
Observando las cosas desde un puesto de observación más elevado podemos descubrir que en realidad no existe la casualidad, sino que todo lo que ocurre es una consecuencia de la voluntad del Creador. Nótese que en hebreo la palabra casualidad se dice mikré (mem, kof, resh, he), y esas mismas letras – en otro orden – forman la expresión rak mehashem (sólo de D’os), que se escribe resh, kof y mem, he (ya que generalmente mediante esta letra se representa el nombre de D’os).
Es por eso que dice D’os: «También Yo elegiré para juzgarlos a ellos, sus caminos de malas acciones, y los abandonaré, quedando ellos expuestos al destino, a la casualidad y al azar de la naturaleza».
Rav Yehuda Levi